"¿Está seguro de que no se vengará? Yo creo que hasta de usted va a tomar venganza, maestro...", fueron las palabras de un grupo de alumnos que al parecer no podían resolver un problema de malos entendidos con otro maestro, porque sentían que nada lo haría cambiar de opinión (al maestro) respecto a ellos.
"No se preocupen, vamos a buscar soluciones en lugar de ver todo negattivo, acepten el reto, no pasa nada... ya verán que todo se soluciona y con su esfuerzo las respuestas a sus dudas llegarán muy pronto", les respondí...
Hasta hoy el problema sigue y es preocupante que la terquedad a veces nos ciegue cuando de nuestros intereses personales se trata. Ni ha habido solución ni diálogo.
Tenemos una cita para platicar con este profesor junto con el director y para plantear posibles soluciones a fin de evitar más malestar y que luego esto se refleje en las notas finales, en las calificaciones.
Sí, es cierto, muchos adolescentes ponen cualquier pretexto para no acudir a las escuelas y abandonan las oportunidades de educación que se les presentan. El problema se empeora cuando los maestros colaboramos a que con nuestras actitudes la vida de los alumnos se compliquen. Despues de todo, educar es algo más que sólo enseñar conceptos o exigir resultados en números.
En este caso, como en muchos otros, estoy seguro de que la solución llegará.
Mientras tanto, vale la pena recordar la responsabilidad tan grande que tenemos ante las personas a quienes educamos. Hoy me pregunto si lo que hacemos es suficiente para alcanzar los objetivos o hay que hacer mucho más. Tendremos tiempo para reflexionar sobre este asunto...
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