miércoles, octubre 29, 2008

El héroe del día

Hay historias que tienen todo para enseñar grandes lecciones. Algunas veces nos encontramos en internet, sobre todo en los correos electrónicos, cadenas y bromas que no sirven para nada.
Sin embargo, de vez en cuando nos topamos con historias, inventadas o reales, Dios sabrá, que van cargadas con lo mejor del ser humano y mueven completamente a nuestra naturaleza para ser positivos y contribuir al bien común tan deseado. Tal es el caso de un correo que me llegó apenas hoy en el que se cuenta una historia que vale la pena transcribir. Aquí está y se llama "¡¡Sin palabras!!":

En una cena de beneficencia para una escuela de niños con capacidades especiales, el padre de un estudiante pronunció un discurso que nunca será olvidado por las personas que lo escucharon.
Después de felicitar y exaltar a la escuela y a todos los que trabajan en ella, este padre hizo una pregunta:
"Cuando no hay agentes externos que interfieran con la naturaleza, el orden natural de las cosas alcanza la perfección. Pero mi hijo, Herbert, no puede aprender como otros niños lo hacen. No puede entender las cosas como otros niños. ¿Dónde está el orden natural de las cosas en mi hijo?"
La audiencia quedó impactada por la pregunta..
El padre del niño continuó diciendo: "Yo creo que cuando un niño como Herbert, física y mentalmente discapacitado, viene al mundo, una oportunidad de ver la naturaleza humana se presenta y se manifiesta en la forma en la que otras personas tratan a ese niño".
Entonces contó que un día caminaba con su hijo Herbert cerca de un parque donde algunos niños jugaban béisbol. Herbert le preguntó a su padre:
"¿Crees que me dejen jugar?". Su padre sabía que a la mayoría de los niños no le gustaría que alguien como Herbert jugara en su equipo, pero el padre también entendió que si le permitían jugar a su hijo, le darían un sentido de pertenencia muy necesario y la confianza de ser aceptado por otros a pesar de sus habilidades especiales.
El padre de Herbert se acercó a uno de los niños que jugaban y le preguntó, sin esperar mucho, si Herbert podría jugar. El niño miró alrededor por alguien que lo aconsejara y le dijo: "Estamos perdiendo por seis carreras y el juego está en la octava entrada. Supongo que puede unirse a nuestro equipo y trataremos de ponerlo al bate en la novena entrada".
Herbert se desplazó con dificultad hasta la banca y con una amplia sonrisa se puso la camisa del equipo, mientras su padre lo contemplaba con lágrimas en los ojos por la emoción. Los otros niños vieron la felicidad del padre cuando su hijo era aceptado.
Al final de la octava entrada, el equipo de Herbert logró anotar algunas carreras pero aún estaba debajo en el marcador por tres...
Al inicio de la novena entrada, Herbert se puso un guante y jugó en el jardín derecho. Aunque ninguna pelota llegó a Herbert, el niño estaba obviamente extasiado sólo por estar en el juego y en el campo, sonriendo de oreja a oreja, mientras su padre lo animaba desde las gradas.
Al final de la novena entrada, el equipo de Herbert anotó de nuevo. Ahora con dos auts y las bases llenas, la carrera para obtener el triunfo era una posibilidad y Herbert era el siguiente en batear. Con esa oportunidad, ¿dejarían batear a Herbert y renunciarían a la posibilidad de ganar el juego? Sorprendentemente sí, Herbert estaba al bate.
Todos sabían que un solo jit era imposible porque Herbert no sabía ni cómo agarrar el bate correctamente, mucho menos podía pegarle a la bola.
Sin embargo, mientras Herbert se paraba sobre la base, el pícher reconoció que el otro equipo estaba dispuesto a perder para permitirle a Herbert un gran momento en su vida, así que se movió unos pasos al frente y tiró la bola muy suavemente para que Herbert pudiera al menos hacer contacto con ella.
El primer tiro llegó, Herbert abanicó torpemente y falló.
El pícher de nuevo se adelantó unos pasos para tirar la bola suavemente hacia el bateador. Cuando se hizo el tiro, Herbert abanicó y golpeó la bola suavemente, justo enfrente del pícher. El juego podría haber terminado ahí, pues el pícher pudo haber recogido la bola y tirado a primera base. Herbert hubiera quedado fuera y habría sido el final del juego.
Sin embargo, el pícher tiró la bola sobre la cabeza del niño que estaba en primera base y fuera del alcance del resto de sus compañeros de equipo.
Todos desde las gradas y los jugadores de ambos equipos empezaron a gritar: "¡Herbert, corre a primera base, corre a primera!". Nunca en su vida Herbert había corrido esa distancia, pero logró llegar a primera base. Corrió justo sobre la línea, con los ojos muy abiertos y sobresaltado.
Todos gritaban: "¡Corre a segunda!". Recobrando el aliento y con dificultad, Herbert corrió hacia la segunda base. Para el momento en que llegó a la segunda base, el niño del jardín derecho tenia la bola... era el niño más pequeño en el equipo y sabía que tenía la oportunidad de ser el héroe del día.
Él pudo haber tirado la bola a la segunda base, pero entendió las intenciones del pícher y lanzó la bola muy alto, sobre la cabeza del niño que estaba en tercera base. Herbert corrió a tercera base, mientras que los corredores delante de él hicieron un círculo a su alrededor. Cuando Herbert llegó a tercera, los niños de ambos equipos y los espectadores estaban de pie gritando: "¡Corre a 'home'! ¡Corre!".
Herbert corrió a "home", se paró en la base, fue vitoreado como el héroe que bateó el "grand slam" y ganó el juego para su equipo. "Ese día —dijo el padre con lágrimas bajando por su rostro—, los niños de ambos equipos ayudaron dándole a este mundo un trozo de verdadero amor y humanismo...".
Herbert no sobrevivió otro verano. Murió ese invierno, sin olvidar nunca haber sido el héroe y haber hecho a su padre muy feliz, haber llegado a casa y ver a su madre llorando de felicidad y ¡abrazando a su héroe del día!

Como dije antes, no se necesitan más palabras...— Mérida, Yucatán.
aaldazg@gmail.com http://angelaldazg.blogspot.com/ http://www.poderato.com/CronicasFM

1 comentario:

  1. Conmovedor Pichetas. Ese niño fue feliz, pero creo que los más felices fueron los que le dieron la oportunidad de hacerse héroe

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