La importancia de los valores está en boca de todo el mundo. Hoy todos —incluso los niños— están cada vez más preocupados y afectados por la violencia, por los crecientes problemas sociales y por la división que se perciben en todos los ámbitos. Valores familiares. Todos hablan de ellos. ¿Qué significan? ¿Son necesarios? Para entender su importancia en la vida de una persona, tomaré como ejemplo una noticia que publicó el Diario en la sección Internacional el pasado viernes 6. Se trata de los eventos ocurridos en una escuela de la comunidad amish de Pensilvania, en los que cinco niñas fueron asesinadas.
En la nota se apunta “que la mayor de las niñas, de 13 años, había suplicado al asesino: 'Mátame a mí y deja a las otras tranquilas'”, refiriéndose a las más pequeñas. Esto no se explica si no se considera que esa menor tenía ya muy bien establecida su escala de valores, con base en lo que aprendió de su familia. ¡La familia! De nuevo el tema nos conduce a ese maravilloso núcleo social.
A los valores los entendemos como fuertes creencias personales de lo que es importante y lo que no, lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto y lo que es incorrecto. Cada familia tiene un grupo diferente de valores, con un significado para ella. Algunas deciden que la honestidad y la amistad son las importantes. Otras eligen a la educación o a la cooperación como primeras en sus valores.
Pero otras más —la mayoría— no se detienen a pensar siquiera en sus valores ni exploran la idea de cómo encajan en el mundo y, lo más importante, cómo impactan e impactarán en la vida de los individuos que integran la familia. Los valores que se eligen afectan de manera considerable la vida de los individuos y de manera muy importante a la sociedad.
Volvamos a la historia. Leroy Zook, un granjero amish, dijo que las niñas hablaron con el pistolero “y le preguntaron por qué actuaba así....”. Si consideramos que las víctimas fueron niñas de entre seis y 13 años, con toda seguridad afirmamos que éstas tenían una excelente formación en valores. Esto echa por la borda la opinión de muchos que piensan que los niños no entienden nada de lo que sucede a su alrededor. Los niños por naturaleza “beben” y aprenden todo lo que ven. De ahí la importancia de los padres en la educación.
¿Qué movió a las niñas a tomar una actitud madura de pensar en la vida y en la otra persona? Estoy seguro que el ejemplo. Sólo así entiendo que Leroy Zook, cuya familia había estado involucrada en el lamentable suceso, haya dicho que estrechó la mano del suegro del asesino, pues: “Esto ayuda a reunir a las personas y a ver que no hay rencor...”. Admiro y respeto aún más a los niños y se fortalece mi convicción de que la familia es vital en la vida de una persona. En este caso, el amor, la persona y la vida fueron los valores primordiales. En medio de la tragedia, ¡una gran lección familiar!
Remate
La profesora María del Carmen Vila, creadora del sistema Anandaflora y directora de la Escuela de Formación Holística Anandaflora, dice que los niños, seres en misión en este planeta, tienen un candil encendido, vienen para restaurar los valores que los adultos olvidamos y que sólo en el trabajo solidario y amoroso podemos rescatar. Ella asegura que los niños vienen para colaborar en el renacimiento de esta humanidad. Es un hecho que sólo si escuchamos a los niños y somos veraces podremos verlos, disfrutarlos y aprender de ellos. De los niños hay que esperar siempre todo, estar listo para sus preguntas, sus comentarios y aprendizajes, pero sobre todo para escuchar qué nos dicen y, con amor y ejemplo, enseñarles nuestras convicciones, nuestros valores, pero también aprender los que ellos traen y que hemos olvidado que alguna vez —en una etapa hermosa de nuestras vidas— también tuvimos.— Mérida, Yucatán.
En la nota se apunta “que la mayor de las niñas, de 13 años, había suplicado al asesino: 'Mátame a mí y deja a las otras tranquilas'”, refiriéndose a las más pequeñas. Esto no se explica si no se considera que esa menor tenía ya muy bien establecida su escala de valores, con base en lo que aprendió de su familia. ¡La familia! De nuevo el tema nos conduce a ese maravilloso núcleo social.
A los valores los entendemos como fuertes creencias personales de lo que es importante y lo que no, lo que es bueno y lo que es malo, lo que es correcto y lo que es incorrecto. Cada familia tiene un grupo diferente de valores, con un significado para ella. Algunas deciden que la honestidad y la amistad son las importantes. Otras eligen a la educación o a la cooperación como primeras en sus valores.
Pero otras más —la mayoría— no se detienen a pensar siquiera en sus valores ni exploran la idea de cómo encajan en el mundo y, lo más importante, cómo impactan e impactarán en la vida de los individuos que integran la familia. Los valores que se eligen afectan de manera considerable la vida de los individuos y de manera muy importante a la sociedad.
Volvamos a la historia. Leroy Zook, un granjero amish, dijo que las niñas hablaron con el pistolero “y le preguntaron por qué actuaba así....”. Si consideramos que las víctimas fueron niñas de entre seis y 13 años, con toda seguridad afirmamos que éstas tenían una excelente formación en valores. Esto echa por la borda la opinión de muchos que piensan que los niños no entienden nada de lo que sucede a su alrededor. Los niños por naturaleza “beben” y aprenden todo lo que ven. De ahí la importancia de los padres en la educación.
¿Qué movió a las niñas a tomar una actitud madura de pensar en la vida y en la otra persona? Estoy seguro que el ejemplo. Sólo así entiendo que Leroy Zook, cuya familia había estado involucrada en el lamentable suceso, haya dicho que estrechó la mano del suegro del asesino, pues: “Esto ayuda a reunir a las personas y a ver que no hay rencor...”. Admiro y respeto aún más a los niños y se fortalece mi convicción de que la familia es vital en la vida de una persona. En este caso, el amor, la persona y la vida fueron los valores primordiales. En medio de la tragedia, ¡una gran lección familiar!
Remate
La profesora María del Carmen Vila, creadora del sistema Anandaflora y directora de la Escuela de Formación Holística Anandaflora, dice que los niños, seres en misión en este planeta, tienen un candil encendido, vienen para restaurar los valores que los adultos olvidamos y que sólo en el trabajo solidario y amoroso podemos rescatar. Ella asegura que los niños vienen para colaborar en el renacimiento de esta humanidad. Es un hecho que sólo si escuchamos a los niños y somos veraces podremos verlos, disfrutarlos y aprender de ellos. De los niños hay que esperar siempre todo, estar listo para sus preguntas, sus comentarios y aprendizajes, pero sobre todo para escuchar qué nos dicen y, con amor y ejemplo, enseñarles nuestras convicciones, nuestros valores, pero también aprender los que ellos traen y que hemos olvidado que alguna vez —en una etapa hermosa de nuestras vidas— también tuvimos.— Mérida, Yucatán.
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