Desde hace años la promiscuidad y la infidelidad existen; antes se disimulaban, a fin de evitar escándalos sociales y vergüenzas familiares. Era común ver a familias numerosas, en las que los hombres se sentían orgullosos de tener la capacidad de mantener a todos, incluyendo a hijos e hijas frutos de sus “travesuras” sexuales.
La irresponsabilidad se “compensaba” “cumpliendo” (o al menos eso se creía) al responder económicamente por todos los hijos.
Al parecer, la sociedad masculina “evolucionó” en errores más graves: aún suceden las “travesuras” con sus consecuentes frutos, pero ahora la irresponsabilidad de no mantener ni sostener a los afectados empeora las cosas.
Para nadie es un secreto el alto índice de madres solteras a las que les toca sacar adelante a sus hijos solas. Muchos hombres, al saber que su novia, compañera, amiga o esposa está embarazada se esfuman y le dejan toda la responsabilidad a la mujer.
En el tema de la paternidad responsable, en nuestro país se han creado leyes que permiten exigir que los hombres cumplan la manutención de hijas e hijos, producto de relaciones de pareja; sin embargo, aún no son suficientes los marcos legales, pues queda un “saldo cultural” que es el “escudo protector” de los hombres. Lo peor es que ahora se protege bajo el manto de la desfachatez y la irresponsabilidad.
En el “Foro para el análisis de la situación del derecho y obligación a la pensión alimenticia en el Estado de Yucatán”, celebrado el 28 de agosto en el Salón Constituyentes del Congreso, se trataron problemas relacionados con los padres que, con cualquier motivo, se desentienden de sus familias.
Destaca la declaración que la procuradora de la Defensa del Menor y la Familia, licenciada Patricia Gamboa Wong, hizo: “La procreación conlleva un deber ético: la obligación de cuidar y proteger a los hijos”. Sin embargo, es un hecho que muchos padres evaden esta obligación debido a los enfrentamientos que tienen con su pareja, y quienes sufren las consecuencias son precisamente los hijos.
Amén de lo que representa la irresponsabilidad de no mantener a la familia (entendiéndose ésta como grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, o los ascendientes, descendientes, colaterales y afines, hijos o descendencia), la paternidad responsable no se reduce a sólo engendrar, sino también a garantizar la pensión alimenticia y el pago de los colegios... Y aún va más allá.
Para las familias modernas, por una parte existe una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable y a la educación de los hijos.
“Esto conduce a la necesidad de desarrollar relaciones entre las familias, para una ayuda recíproca espiritual y material..., a su responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa” (Familiaris Consortio no. 6).
Para mí, la paternidad tiene que ver con que los hijos sepan que en el papá siempre encontrarán un oído atento, un amigo, un apoyo para levantar el vuelo y un consuelo cuando se enfrenten al fracaso..., lo material se da por añadidura.
Remate
Para el problema de la irresponsabilidad masculina en la manutención económica de la familia urge una solución. Si para ello las leyes deben ser más rigurosas, que así sea: es trabajo legislativo pendiente. Sin embargo, urge la reflexión sobre una recomposición del concepto: a la paternidad hay que entenderla como la posibilidad de disfrutar de la cocreación de un nuevo ser y de acompañarlo en el crecimiento espiritual y físico. Se trata de experimentar el goce de vernos trascender a partir de la transmisión de los valores humanos, pues sólo “regalar” un apellido cualquiera lo hace.— Mérida, Yucatán.
La irresponsabilidad se “compensaba” “cumpliendo” (o al menos eso se creía) al responder económicamente por todos los hijos.
Al parecer, la sociedad masculina “evolucionó” en errores más graves: aún suceden las “travesuras” con sus consecuentes frutos, pero ahora la irresponsabilidad de no mantener ni sostener a los afectados empeora las cosas.
Para nadie es un secreto el alto índice de madres solteras a las que les toca sacar adelante a sus hijos solas. Muchos hombres, al saber que su novia, compañera, amiga o esposa está embarazada se esfuman y le dejan toda la responsabilidad a la mujer.
En el tema de la paternidad responsable, en nuestro país se han creado leyes que permiten exigir que los hombres cumplan la manutención de hijas e hijos, producto de relaciones de pareja; sin embargo, aún no son suficientes los marcos legales, pues queda un “saldo cultural” que es el “escudo protector” de los hombres. Lo peor es que ahora se protege bajo el manto de la desfachatez y la irresponsabilidad.
En el “Foro para el análisis de la situación del derecho y obligación a la pensión alimenticia en el Estado de Yucatán”, celebrado el 28 de agosto en el Salón Constituyentes del Congreso, se trataron problemas relacionados con los padres que, con cualquier motivo, se desentienden de sus familias.
Destaca la declaración que la procuradora de la Defensa del Menor y la Familia, licenciada Patricia Gamboa Wong, hizo: “La procreación conlleva un deber ético: la obligación de cuidar y proteger a los hijos”. Sin embargo, es un hecho que muchos padres evaden esta obligación debido a los enfrentamientos que tienen con su pareja, y quienes sufren las consecuencias son precisamente los hijos.
Amén de lo que representa la irresponsabilidad de no mantener a la familia (entendiéndose ésta como grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, o los ascendientes, descendientes, colaterales y afines, hijos o descendencia), la paternidad responsable no se reduce a sólo engendrar, sino también a garantizar la pensión alimenticia y el pago de los colegios... Y aún va más allá.
Para las familias modernas, por una parte existe una conciencia más viva de la libertad personal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procreación responsable y a la educación de los hijos.
“Esto conduce a la necesidad de desarrollar relaciones entre las familias, para una ayuda recíproca espiritual y material..., a su responsabilidad en la construcción de una sociedad más justa” (Familiaris Consortio no. 6).
Para mí, la paternidad tiene que ver con que los hijos sepan que en el papá siempre encontrarán un oído atento, un amigo, un apoyo para levantar el vuelo y un consuelo cuando se enfrenten al fracaso..., lo material se da por añadidura.
Remate
Para el problema de la irresponsabilidad masculina en la manutención económica de la familia urge una solución. Si para ello las leyes deben ser más rigurosas, que así sea: es trabajo legislativo pendiente. Sin embargo, urge la reflexión sobre una recomposición del concepto: a la paternidad hay que entenderla como la posibilidad de disfrutar de la cocreación de un nuevo ser y de acompañarlo en el crecimiento espiritual y físico. Se trata de experimentar el goce de vernos trascender a partir de la transmisión de los valores humanos, pues sólo “regalar” un apellido cualquiera lo hace.— Mérida, Yucatán.
no deben se tan machistas y creerse dueno del mundo.
ResponderBorrarchau no seas machista
esoo qee ahaha xD
ResponderBorrarqien es?
ResponderBorrarel machismo es malo
ResponderBorrarno quieran creerse
de ser dueños del mundo
marcos no seas machista
creo que el machismo ha truncado el buen desarrollo social....fuera!
ResponderBorrartalvez el machismo es la forma ignorante de pensar y actuar del hombre para que él siga creando una sociedad llena de violencia
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