sábado, diciembre 06, 2008

¿Explotar o vivir feliz?, esa es la cuestión...

En su mirada se siente el odio, la rabia contenida que asusta. "¡Coño, no quiero hablar más de eso!", grita, y decidido se levanta de la silla y avanza hacia la puerta.
Antes de llegar se da la vuelta y dice, como queriendo enfrentar el asunto: "La verdad no me siento bien cuando hablo de mis problemas, no es contra ustedes, sino contra mí mismo", y dicho esto sale de la habitación.
Al parecer la rabia y la intolerancia que Miguel siente obedecen a que nunca aprendió a manejar sus frustraciones; él no acepta que los problemas se puedan resolver de manera inteligente, pacífica y mejor, o al menos no sabe cómo hacerlo. Es una situación a la que muchos nos enfrentamos a diario en nosotros mismos o cuando nos encontramos con alguien que tiene cualquier tipo de problemas y no sabe cómo resolverlos.
¿Y sabe qué? Toda la molestia de este hombre fue porque un amigo le preguntó cómo iba su matrimonio, nada más.
¡Cuántas veces mostramos intolerancia y estallamos ante nuestras frustraciones! Ser paciente y resolver los problemas, los que se pueden solucionar, sin complicar las cosas no siempre es fácil, pero depende de que uno ponga de su parte y dé los pasos necesarios para lograrlo.
Hace unos días me platicaba una persona que conoce a alguien muy "explosivo": ante cualquier atisbo de frustración o cuando no sabe qué hacer, termina con gritos, golpeando las manos en las paredes y en cuanto mueble encuentre a su paso en su huida del lugar.
Y vaya que a todos nos ha tocado alguna vez perder la cabeza y/o poner un punto final a todo con un grito o a manotazos. Lo importante es ser conscientes de que las soluciones se dan en la medida en que manejemos nuestra inteligencia y, con base en el diálogo y la buena disposición, tengamos la voluntad para encontrar la mejor respuesta a nuestros problemas, a nuestras angustias.
Es un ejercicio constante que como reto todos deberíamos asumir; estoy seguro de que nos evitaríamos toda clase de problemas, en cualquier ambiente y en cualquier ámbito de nuestra vida.
Remate
Es definitivo, las lecciones vienen solas. Hoy tuve la oportunidad de platicar con Daniella, voluntaria del grupo "Alas al vuelo", quien me dijo que en lo que se refiere a los niños maltratados y abandonados que están en casas hogar lo importante es creer en ellos, porque ella aún cree en las personas y está segura de que en el fondo el corazón nos mueve, nos motiva a ser precisamente muy humanos y a arropar a quien lo necesita, eso, claro, con sus muy contadas excepciones, que no por eso se les puede llamar "malos". Sí, creer siempre en el ser humano, en las personas, nos abre enormes puertas de esperanza que nos empujan a ser mejores cada día y a hacer mucho más llevadera la vida de quienes no han tenido las oportunidades que nos tocó vivir a nosotros. Gracias, Daniella.— Mérida, Yucatán.

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