martes, septiembre 09, 2008

La mirada de Dios


Una de las cosas que más me sorprenden de la naturaleza humana es la manera como se puede ser tan diferente siendo al mismo tiempo tan parecido. Me explico.
  • Es el ser humano el único que atenta contra los seres que le rodean y pertenecen a su misma naturaleza.
  • Es el hombre quien conociendo la belleza del mundo es capaz de destruirlo sin ningún remordimiento de conciencia.
  • Es el ser humano el único en la Tierra con la capacidad de amar tan profundamente, que muchas veces olvida ese sentimiento o lo transforma en odio y violencia.
  • Es el ser humano la criatura que habita un planeta con otros, más débiles que él, y reconociéndolo disfruta haciendo daño a los más pequeños, a los indefensos.
Y sí, es la fotografía que aparece junto con estos pensamientos la que me sacudió hoy. La he llamado "La mirada de Dios." La observo, la interpreto, siento su fuerza cómo penetra, preguntando, reclamando, pidiendo clemencia, ayuda... y mientras tanto, somos testigos de que el ser humano lucha contra el propio ser humano. Lucha contra la naturaleza.
¿Qué no alguien dijo que la base de todo es el amor? ¿Dónde quedó este entonces? ¿Por qué nuestra capacidad de crear, de construir la hemos olvidado y a cambio encontramos horrores como la guerra, la violencia, la muerte sinsentido?
Aún creo que la vida debe ser como en los cuentos infantiles donde el bien siempre triunfa; sólo que a cada ser humano le corresponde desempeñar ese papel donde la vida debe crear vida, no destruirla; donde el bien debe dar lugar a más bien...
La mirada es profunda y duele. ¿Qué hacer? La respuesta es volver a lo que originalmente significa nuestra naturaleza, es decir, humanizarnos.
Mientras no hagamos un alto a tanto abuso con nosotros mismos, seguiremos alimentando al monstruo que nos causa dolor, que manipula las tragedias para hacer que todos sufran. El secreto es simplemente ser de nuevo seres humanos, algo que hemos olvidado por completo. La mirada de esta niña afgana nos recuerda lo que somos, una parte pequeña en el universo que algún día tendrá que rendir cuentas por lo que le rodea y le fue encomendado.

Remate
A veces el desánimo en la batalla diaria aparece como un relampago que atraviesa el cuerpo totalmente hasta llegar al alma y hacerla desfallecer. En la construcción de la nueva civilización debemos todos participar, es una obligación, una deuda que tenemos y debemos pagar, por el solo hecho de tener vida y la oportunidad de a diario caminar, bajo cualquier circunstancia. Nuestra vida debe perder lo cotidiano, lo rutinario, para volverse una que pueda innovar, en especial dar, devolver aquello que como regalo se nos ha dado. El secreto es humanizarse para trastocar todo lo que nos rodea y hacerlo más habitable para todos, algo mucho mejor Es un gran reto que sólo los valientes y atrevidos son capaces de aceptar.— Mérida, Yucatán.
mailto:aaldaz@dy.sureste.com http://angelaldazg.blogspot.com/

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