De acuerdo con un informe del “National Research Council” de Canadá, la pornografía en internet genera aproximadamente 50,000 millones de dólares al año, con una tremenda proyección de crecimiento, “salvo que hubiera algún cambio imprevisto”. La pornografía destroza a la sociedad, es un problema de salud y económico.
Este “negocio” no sólo genera más de 80,000 millones de dólares al año, sino que está vinculado con el crimen organizado: los proveedores cosechan vastas ganancias a través de la venta de libros y revistas para adultos, películas y, en algunos países, actos vivos en lugares y teatros especiales.
Antes, se trataba de mujeres con poca ropa en poses seductoras presentadas en algunas revistas; sin embargo, hoy se ha convertido en material que va más allá de lo sexualmente explícito, pues involucra a niños y a niñas.
La novedad es que ahora se incluye a personas conocidas, cercanas, en actos sexuales grabados y distribuidos por internet, discos, teléfonos celulares, etcétera, y lo más grave es que está al alcance, incluso, de menores de edad.
En el caso de la comercialización, se sabe que su éxito se debe a que hay quien lo compra.Hay estadísticas que sugieren que la pornografía tiene consecuencias sociales profundas. Por ejemplo, de los 1,400 casos de acoso sexual infantil en Louisville, Kentucky, entre julio de 1980 y febrero de 1984, la pornografía adulta estaba relacionada con cada incidente y la infantil con la mayoría.
Y vea usted esto: ¡el consumo de pornografía es una de las características de perfil más común de asesinos en serie y violadores! Y a pesar de estos datos, la gente pretende “ignorar” su impacto y se muestra indiferente ante la necesidad de combatir esta amenaza.
Preocupa ver cómo prolifera con total libertad la pornografía en todas sus presentaciones en las calles del centro de nuestra ciudad de Mérida y en algunas colonias populares. Muchos lugares están ubicados, todos los conocen, aunque al parecer las autoridades no. Lo grave es que los adolescentes de 12 a 17 años son los más grandes consumidores de estos “productos”.
Si ya de por sí tenemos que vivir con este problema porque nadie hace nada para combatirlo, lo más conveniente sería para los padres estar cerca de sus hijos, caminar a su lado —no detrás ni adelante—, interesarse en ellos, darles la oportunidad de aprender de cualquier tema a partir de la mejor fuente, la más confiable: sus propios padres. Vale la pena por ellos, por nuestro propio bien.
Remate
El Día Internacional de la Mujer nos recuerda el esfuerzo de mujeres de todo el mundo para lograr la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. Sin embargo, vale la pena recordar sobre todo a aquellas que han construido la libertad a través de vejaciones, golpes e incluso la muerte a manos de “hombres”. Este día nos recuerda que existen, porque en nuestra torpeza machista hemos olvidado que ellas son la causa de que la humanidad no desaparezca. Todos los días debemos tomarlas en cuenta, pues son ejemplo de fortaleza, amor, congruencia, tenacidad y son las más cercanas a Dios, algo que a muchos nos falta. Lo he dicho: de mujeres he aprendido mucho y agradezco a quienes están muy ligadas a mí. Ellas mantienen firmes mis convicciones de luchar por un mundo mejor.— Mérida, Yucatán.
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