¿Quién lo diría? Luego de muchos años tengo la oportunidad de volver a mis raíces gracias a Martha, mi hermana, quien ha tenido el gran detalle de enviarme una fotografía que nos muestra a todos los hermanos Aldaz Góngora en una fiesta de carnaval del catecismo hace ya muchos ayeres.
Hermosos recuerdos que me confirman cómo la naturaleza humana es perfecta, pues, aunque el tiempo pasa, muy en el fondo la esencia de cada persona permanece y sólo necesita un empujoncito para tomar vuelo de nuevo y reiniciar la marcha.
Esta imagen me hizo volver a aquellos tiempos cuando nos tocó beber leche recién ordeñada, o cuando jugábamos en la calle sin el peligro del tránsito tan mortal que hoy tenemos, o aquel baño en la lluvia mientras bailábamos o gritábamos; además, caí en la cuenta de que, efectivamente, a pesar del tiempo somos los mismos, libres, unidos, uno al lado del otro, en el mismo camino a pesar de nuestras circunstancias personales actuales, de nuestras familias particulares, alrededor de nuestros padres.
En fin, son tantas cosas que no habría espacio para decirlas y la emoción gana, como siempre...
Gracias, Martha, tuviste un detalle muy especial, extraordinario, que nos llena de alegría y que compartimos con todos aquellos que quieran recordar o conocer a estos seis niños, parte de la historia de una familia que, gracias a Dios, ha permanecido unida y no deja de ser un ejemplo de lo hermosa que puede ser la persona cuando aplica sus sentimientos y valores de manera natural, sin presiones, con el convencimiento de que en el camino no vamos solos, sino que muchos nos acompañan.
Hoy lo compartimos los Aldaz Góngora con todos nuestros amigos. ¡Ah! Y adivinen quién es quién...
Hermosos recuerdos que me confirman cómo la naturaleza humana es perfecta, pues, aunque el tiempo pasa, muy en el fondo la esencia de cada persona permanece y sólo necesita un empujoncito para tomar vuelo de nuevo y reiniciar la marcha.
Esta imagen me hizo volver a aquellos tiempos cuando nos tocó beber leche recién ordeñada, o cuando jugábamos en la calle sin el peligro del tránsito tan mortal que hoy tenemos, o aquel baño en la lluvia mientras bailábamos o gritábamos; además, caí en la cuenta de que, efectivamente, a pesar del tiempo somos los mismos, libres, unidos, uno al lado del otro, en el mismo camino a pesar de nuestras circunstancias personales actuales, de nuestras familias particulares, alrededor de nuestros padres.
En fin, son tantas cosas que no habría espacio para decirlas y la emoción gana, como siempre...
Gracias, Martha, tuviste un detalle muy especial, extraordinario, que nos llena de alegría y que compartimos con todos aquellos que quieran recordar o conocer a estos seis niños, parte de la historia de una familia que, gracias a Dios, ha permanecido unida y no deja de ser un ejemplo de lo hermosa que puede ser la persona cuando aplica sus sentimientos y valores de manera natural, sin presiones, con el convencimiento de que en el camino no vamos solos, sino que muchos nos acompañan.
Hoy lo compartimos los Aldaz Góngora con todos nuestros amigos. ¡Ah! Y adivinen quién es quién...
Hola Angel Bella la fotografia de tu familia asi es como los recuerdo gracias por este grato momento con carino tu amiga de siempre Marysol
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