No es justo, yo ya pagué
lo suficiente el error
que cometí, pero me lo
siguen cobrando... —una
mujer maltratada
Con base en la experiencia con mujeres en mi familia y muchas otras, amigas y conocidas, puedo afirmar con total seguridad que la mujer es valiosa y valiente.
Es un hecho que el sexo femenino tiene una fuerza que nos asombra a todos: su “debilidad” está llena de valentía y empuje.
Cargan niños, como también cargan penas y tristezas, y todavía así se dan un espacio para ser felices, para amar y estar alegres.
Las mujeres sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, cuando están contentas lloran y ríen cuando están nerviosas. Tienen cualidades especiales: sin pensarlo se ofrecen para las causas buenas, son voluntarias, trabajan como niñeras, amas de casa o abogadas.
Algunas recorren largos caminos para conseguir alimentos, por la mejor escuela para sus hijos o la mejor atención médica para su familia. Nunca aceptan un “no” cuando están seguras de la solución a un problema.
Saben pedir perdón y perdonar, y que un abrazo, un beso y un “te amo” pueden sanar un corazón roto; logran que una mañana, una tarde o una noche sean inolvidables; corren, manejan, caminan, usan el e-mail, luchan a diario sin una queja ni remordimientos. Saben que el mundo es cruel y que nada es fácil para ellas.
A pesar de las múltiples, grandes y pequeñas derrotas que encuentran, son emprendedoras, con la terquedad de quien se aferra con fuerza a la vida. Así, las lecciones que dan son muchas: una de ellas es que la cobardía engendra sociedades enfermizas y débiles, mientras que la valentía produce personas dignas de respeto y confianza, sociedades sanas y naciones fuertes. De ahí la importancia que tienen en la vida del ser humano.
En fin, el corazón de una mujer hace girar al mundo. No en vano ha dicho Marcos, el enigmático subcomandante: “Es tan hermosa una mujer de pie, que da escalofríos sólo mirarla”.
Por eso no entiendo por qué a pesar de tanta riqueza que poseen existan quienes se aprovechen de ellas y las maltraten, en cualquier etapa de su vida. No son agradecidos con quien les dio vida, les cuidó y ayudó a desarrollarse.
Lo malo es que, por un amor profundo y para no afectar a sus hijos, muchas veces la mujer es quien acepta el dolor que le causan y se confunde, se aturde, no actúa, y cuando decide hacerlo, por lo general, es demasiado tarde.
Pese a esto, todas las mujeres, cualquiera que sea su condición y su situación actual, han cambiado la historia humana y lo siguen haciendo... Hay que agradecerles por hacer de este mundo algo más humano, más digno y, aunque haya a quienes no les guste, más justo.
Remate
La mujer es única. Aunque a veces le causa problemas, posee un don muy valioso: poder contemplar las cosas en su integridad, incluido el ser humano, y ser capaz de considerar todos los elementos en juego.
Así, no pierde de vista el conjunto y al mismo tiempo considera todos los detalles.
De las mujeres he aprendido que la valentía tiene que ver con defender lo que es correcto, aunque hacerlo nos cueste la vida.
Escuché una vez a alguien, a manera de broma, decir: “En el mundo dominan los hombres..., cuando las mujeres no están”. Hay que aceptarlo, yo creo que la verdad pesa en tal afirmación.— Mérida, Yucatán.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario