miércoles, febrero 27, 2008

Un monstruo se lleva a nuestros niños

Con los avances tecnológicos y el aumento del movimiento entre países, la idea de fronteras se ha perdido. Un ejemplo de esto es el internet —producto de los avances tecnológicos—, que permite a las personas encontrar información sobre cualquier cosa, “saltando” de una página a otra, de un país a otro sin restricciones.
Y sucede que esta herramienta nos hace creer que vivimos en una “zona tranquila”, pensamos que problemas graves como tráfico de drogas y de personas, explotación de niños y mujeres, pornografía y comercio infantil, etcétera, que suceden en otros países no nos alcanzarán.
Hace unos días, al revisar mi correo electrónico encontré dos mensajes provenientes de los remitentes skymdi@aol.com y larnsuz1818@aol.com. Lo que llamó mi atención fue el asunto que anunciaban ambos correos, primero, porque no conozco a los remitentes y, segundo, porque si eran enviados debido a alguna suscripción en línea, pues no acostumbro darme de alta en ningún sitio de internet.
Así, por curiosidad decidí leer los mensajes y, sorprendido, en ambos me encontré con el siguiente texto: “Want to have sex with 13y0 chil..s? Its very hot, contact us: skymdi@aol.com” (“¿Desea tener sexo con niños(as) de 13 años? Es muy excitante, contáctenos: skymdi@aol.com”).
Por supuesto que el asunto no sólo me sorprendió, sino que puso en alerta todos mis sentidos, porque tenía frente a mí un problema gravísimo que siempre he combatido, además de que confirmaba que está al alcance de cualquiera.
Con la información de los remitentes hice una investigación y me encontré con que en varios sitios de protección y prevención de pornografía y comercio sexual este correo basura (SPAM) ya estaba reportado ¡por 45,000 remitentes diferentes!, según las policías cibernéticas de países como Canadá, Estados Unidos, Japón, Alemania, Rusia e India (México no figura). ¿Se imagina cuántas personas habrán respondido a ese correo pidiendo información? Eso significa más niños secuestrados y explotados sexualmente en el mundo.
Y más cifras: de acuerdo con la Unicef, cerca de un millón de niños en todo el mundo deja sus hogares y cae —o son dados o vendidos— en manos de traficantes que ejercen el control sobre ellos y los llevan de un lugar a otro para explotarlos. Además, dice la Unicef, hay 100 millones de niños y niñas abandonadas en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Y la cifra sube de manera escandalosa.
Es un problema real que potencialmente toca a las puertas de nuestras casas cada vez que nos conectamos a la “red de redes”. La realidad nos muestra que internet es un medio que hace posible la distribución impune de material pornográfico audiovisual en el mundo.
Lo preocupante de este asunto es que, por más que indagué, en Yucatán, en México, no es fácil encontrar dónde acusar, pues ni las autoridades saben con certeza cuál es el proceso, o por lo menos no está muy claro, lo que desalienta este tipo de denuncias.
Pero además, en este problema intervienen factores de orden económico, social, cultural y político, que se reflejan en los procesos de educación, salud, disciplina y de organización familiar, entre otros. Y mientras males como éste crecen, gobiernos como el de México y sus Estados se ocupan por defender a capa y espada situaciones de índole personal y partidista.
Y es que aquí no se trata de establecer políticas populares, mucho menos populistas, sino de proteger a las familias, de educarlas. Ya no es posible escuchar a madres que digan: “Se embarazó porque así lo quiso, nadie la obligó”, al hablar de una menor de edad y, peor, de su propia hija. Si nuestros gobiernos no actúan, las familias están obligadas a hacerlo..., por los niños, por sus hijos.

Remate
El comercio sexual de niños no es nuevo, pero en los años recientes ha crecido. Los niños son presa fácil de traficantes que los hacen sufrir muchísimo. Investigaciones de organismos no gubernamentales apuntan a que cerca de un 65% de los niños de la calle en América Latina están, de un modo u otro, en riesgo de explotación sexual. En el continente Americano y el Caribe el tráfico de niños está, en su mayor parte, relacionado con el turismo, aunque también se les usa para el transporte de drogas o el comercio sexual. Hay que despertar, el monstruo se mueve y se lleva a nuestros niños, no podemos quedarnos sin hacer nada.— Mérida, Yucatán.
aaldaz@dy.sureste.com
http://angelaldazg.blogspot.com/

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