viernes, febrero 08, 2008

La violencia gana terreno

La lucha por desarrollar una cultura de los derechos humanos que busque la equidad entre las personas hace más notoria hoy la violencia familiar, lo cual ocasiona que ésta tome otra dimensión.
En nuestro medio, el problema se ve cada vez más como una enfermedad social, pues más sectores resienten sus consecuencias en la salud, en el funcionamiento de las familias, en el desarrollo de las comunidades, del Estado y, por tanto, del país.
En México, como en otros países, la violencia es reconocida como un problema de salud pública porque impacta directamente en las personas, en todas las áreas de su desarrollo. Así lo demuestran los datos estadísticos de investigaciones que descubren la amenaza que este mal representa para la salud de mujeres, niños, adolescentes, embarazadas, adultos mayores y gente discapacitada.
En Yucatán hay un panorama nada halagador relacionado con este problema. De acuerdo con algunas cifras, en 2001 se reportó un total de 45 casos de violencia y en 2002, 56. Los grupos de edad más afectados son los de 20 a 24 años y de 25 a 44 años, con importante predominio en el sexo femenino, principalmente en el hogar.
En 2005 se reportaron 159 casos y en 2006, 449; este aumento se debió a que los médicos, en plena consulta, ya detectan la violencia y la registran. Aparentemente las cifras son “mínimas”, pero aquí no se toman en cuenta las que fueron denunciadas ante la autoridad judicial y menos las que en medio del terror nunca se denunciaron ni se denunciarán.
De acuerdo con la académica de la Universidad Autónoma de Yucatán Dora Ayora Talavera, los medios de comunicación y el contacto con otras culturas contribuyen también a la proliferación de esta mal, pues empujan a la elección de otros tipos de vida familiar: “El impacto de los medios (sic) se refleja en la convivencia. La televisión y el Internet propician que la familia ya no sea como antes, que sus integrantes tiendan al individualismo y al aislamiento”.
Un ejemplo de esto lo encontramos cuando la familia, en vez de salir a pasear, prefiere quedarse en casa con el padre sentado ante la computadora, la madre ante la televisión y los hijos frente a los videojuegos. ¡Todos están juntos, pero nadie convive!
Lo grave es que la violencia le está ganando a las autoridades. Empero, ante la falta de acciones institucionales efectivas, organizaciones no gubernamentales trabajan para cubrir los vacíos dejados por el gobierno y, en la práctica, estos grupos son los que han pedido políticas públicas para atender esta enfermedad social.
Debemos tomar en cuenta que lo que llamamos “cifras” en relación con este problema, en realidad son vidas que están en peligro a causa de golpes y maltratos. Por eso para atender de manera real e integral este problema se requiere la concurrencia de todos: gobierno, empresarios, escuelas, asistencia social y de salud, las ONG, etcétera, en un trabajo sostenido.
Las autoridades difícilmente podrán hablar de que se estén revirtiendo las cifras de violencia, porque no hacen un trabajo exitoso y porque, al parecer, carecen de voluntad política.
Es urgente que se promuevan acciones en todo el Estado para que se conozcan las normas y las obligaciones, a fin de que luego todos los actores participen asumiendo su responsabilidad.
Siempre lo hemos dicho, nuestra sociedad tiene su fundamento en la familia; pero de una familia donde la violencia es su base, no se puede esperar nada más que violencia. Lo que en la familia recibimos, eso damos a la sociedad, así la “construimos”. ¿Por qué entonces nos quejamos de la violencia que vemos, si no luchamos por erradicar la que se tiene en casa?

Remate
La violencia doméstica es un problema más grave de lo que se cree y la preocupación se vuelve terror al descubrir a muchos niños y adolescentes en la escuela que piden ayuda ante una situación de maltrato; en realidad son muchos más los casos de los que se cree. Si el hogar no es el refugio para el crecimiento sano e integral de las personas, hay que pedir ayuda. Es obligación de las autoridades castigar, pero sobre todo defender y proteger a las víctimas.— Mérida, Yucatán.
aaldaz@dy.sureste.com
http://angelaldazg.blogspot.com/

3 comentarios:

  1. Que tal Sr. Angel,

    Mi nombre es Cinthya Letechipía y formo parte de una Asociación Civil que atiende la violencia intrafamiliar en el estado de Colima. Me preguntaba si a usted le molestaría que enlazara su artículo sobre violencia desde nuestro sitio de internet. Yo soy la responsable de mantener el sitio actualizado y me parece muy interesante lo que escribió sobre la violencia. Como le digo me gustaría incluír su artículo en nuestro sitio y tendría total y absoluto crédito por el, mi intención es simplemente difundir noticias y escritos relacionadas con el tema.

    Le agradezco de antemano su atención.

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  2. Buenas tardes Cinthya

    Nada me haría más feliz que compartir con la gente algo que pueda poner
    un granito de arena para combatir la violencia y, sobre todo, construir en valores, el ideal de todo ser humano. Siéntase libre de usar el material que necesite.
    Saludos
    Ángel Aldaz Góngora

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  3. Mushisimas gracias Sr. Ángel, publicaré su escrito en los proximos días. Reciba un cordial saludo de mi parte y de mi padre el señor Jesús Letechipía presidente de Orientación Familiar Letechipía A.C.

    P.D. Perdón por el error en el nombre de mi primer comentario.

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