Quizás ya esté entrando a otra fase de mi vida y digan que a lo mejor ya estoy viejo y pienso cosas de viejo, pero, ¡ah!, los recuerdos cómo ayudan a sostener en tiempos de dificultades y problemas.
Y lo digo porque hace poco fui a recoger las calificaciones de mis hijos en la que fuera mi escuela primaria y recordaba muchas cosas ahí, juntito a las paredes que atestiguaron muchas cosas vividas con mis compañeros... y disfruté de nuevo.
Dicen que si las paredes hablaran nos tendríamos que cuidar porque podríamos ser descubiertos por los demás, pero en este caso yo digo que si las paredes hablaran desnudarían nuestras almas de niños a todos los que dejamos en esa escuela el 70% de seis años de nuestra niñez en sus pasillos, en sus salones y, por supuesto, en las personas. Somos parte de ese edificio, definitivamente, pero sobre todo somos parte de ese espíritu familiar de quienes formamos el grupo de amigos, el grupo escolar y la escuela en sí.
En menos de 10 minutos tuve la oportunidad de ¿vivir de nuevo? Sí, de vivir de nuevo y verme ahí, jugando entre árboles (que por cierto ya no están), cazando iguanitos o simplemente corriendo de aquí para allá con los amigos de ese momento, de ese entonces.
Confieso que hay dos cosas que me recargan las baterías siempre: los recuerdos, que disfruto mucho porque son recuerdos felices, y la música que, aunque muchos opinen lo contrario, eleva el espíritu y nos lleva a lugares insospechados, amén de que un libro también lo hace y se disfruta mucho también.
Pienso en mis amigos, pienso en aquéllos con quienes compartí mis épocas de primaria y anhelo esos momentos. Los llevo conmigo, como estoy seguro que muchos lo hacen en sus respectivas circunstancias personales.
Lo cierto es que son recuerdos que no duelen, sino que se disfrutan, se siguen amando a pesar y junto con el tiempo que ya pasó.
Una de las cosas que el ser humano disfruta es urgar en su interior y sacar recuerdos para volver a disfrutarlos. Es la naturaleza humana la que nos regala esos momentos pasados.
De vez en cuando te sugiero que hagas lo mismo, recuerda lo bueno y lo malo, lo gracioso y lo doloroso, en fin, verás que no importa el tipo de recuerdo que llegue, simplemente terminarás con las pila al 100% y eso te ayudará a seguir caminando la ruta que te corresponde en esta vida, la que elegiste para ti y para los tuyos.
Se dice que hay 10 cosas que uno debe hacer para decir que está listo para partir... puedo decir que voy descontando poco a poco esas sugerencias por cumplidas... ¿y tú?— Mérida, Yucatán.