A estas alturas de la realidad política que nos toca vivir, en especial con los actuales titulares de los gobiernos municipal y estatal, bien vale la pena no sólo ser simples observadores del quehacer de cada uno de los responsables de las políticas en el Estado y en la capital, sino también hay que convertirse en copartícipes de los gobiernos que elegimos.
Esto no sólo nos obliga a enterarnos de lo que ocurre en el ámbito político, sino también —y sobre todo— a gobernar y a hacernos cargo de las cosas públicas que, a fin de cuentas, a nosotros nos atañe y afecta, sea que resulten bien o que resulten mal.
Y si a los ciudadanos nos obliga, cuánto más a los partidos políticos, a sus simpatizantes y seguidores, así como a opinadores y actores cercanos a ellos: están todavía más obligados a participar de manera activa y sobre todo propositiva en la solución de los problemas públicos reales, es una responsabilidad compartida con todos.
Y digo esto porque a un año de actividades de ambos gobiernos aún hay muchos que preguntan si los ciudadanos elegimos bien. Por supuesto que la respuesta siempre será que sí, que la elección fue bien pensada.
Que a algunos no les hayan gustado los resultados es otra cosa, pero eso no les da derecho a poner en duda la inteligencia ciudadana, ni el resultado de una reflexión que derivó en un cambio en el gobierno del Estado.
Definitivamente, fue una buena decisión, los yucatecos demostramos que no somos tontos, que sabemos decidir y no dudamos..., lo hicimos bien.
Que haya ganado el PRI sólo demuestra que la gente se cansó, porque la percepción general era que la administración de Patricio Patrón Laviada trabajó para pocos, no para todos.
¿Esos que critican la decisión ciudadana tienen propuestas propositivas para mejorar la situación que vivimos? Que las digan, ¿o sólo golpean para ver qué sacan de provecho? Lo que para algunos resulta una pérdida trágica, para otros es una oportunidad de quedarse. Y hay que reconocer que, mientras la gobernadora —y el PRI— está en su papel, trabajando de acuerdo con sus metas e ideales políticos —hay que decirlo, sí sabe a dónde va—, el PAN, los panistas le allanan el camino con sus problemas internos, sus inconformidades y actitudes agresivas, y así no hay oposición.
Mientras no se vea una luz, una propuesta que convenza a los ciudadanos, habrá decisiones que finalmente no les gustarán a todos, pero no por eso serán malas. Esta vez los yucatecos le dieron una oportunidad al PRI, como en su momento se la dieron al PAN. La diferencia la veremos en los resultados finales.
Por lo pronto, hay que reconocer que Acción Nacional no supo capitalizar la oportunidad de aquella buena decisión ciudadana a su favor, y la decepción que dejó la pagó en las urnas; y peor, aún no capitaliza esta nueva oportunidad recibida.
Como los niños, los ciudadanos aprendemos cuando partidos y gobernantes creen que no los vemos; luego no vale quejarse de las consecuencias pues, aunque a muchos no les guste, los ciudadanos siempre habremos de decidir bien, pues somos inteligentes.
El pelo en la sopa...
En el inicio del campamento de verano que el gobierno del Estado organizó para niños y adolescentes durante estas vacaciones —Baxal Paal— hay que aplaudir el hecho de que miles de jóvenes universitarios participen en la organización y trabajo. Es grato ver cómo estos hombres y mujeres ponen todo su empeño y participan bien. Sin embargo, en las instalaciones de la Inalámbrica la nota mala esta vez la dieron los papás, pues a pesar de los esfuerzos por organizar la salida de los niños el primer día de trabajo, muchos padres de familia —madres en especial— se aprovecharon e hicieron un desorden a la hora de identificar a sus hijos, poniendo en aprietos a los organizadores. ¿Qué pasó con eso de que debemos predicar con el ejemplo? No hay nada mejor que organizarse, así nadie pierde su tiempo y con agilidad terminamos bien todos.— Mérida, Yucatán.
aaldaz@dy.sureste.com http://angelaldazg.blogspot.com/
Esto no sólo nos obliga a enterarnos de lo que ocurre en el ámbito político, sino también —y sobre todo— a gobernar y a hacernos cargo de las cosas públicas que, a fin de cuentas, a nosotros nos atañe y afecta, sea que resulten bien o que resulten mal.
Y si a los ciudadanos nos obliga, cuánto más a los partidos políticos, a sus simpatizantes y seguidores, así como a opinadores y actores cercanos a ellos: están todavía más obligados a participar de manera activa y sobre todo propositiva en la solución de los problemas públicos reales, es una responsabilidad compartida con todos.
Y digo esto porque a un año de actividades de ambos gobiernos aún hay muchos que preguntan si los ciudadanos elegimos bien. Por supuesto que la respuesta siempre será que sí, que la elección fue bien pensada.
Que a algunos no les hayan gustado los resultados es otra cosa, pero eso no les da derecho a poner en duda la inteligencia ciudadana, ni el resultado de una reflexión que derivó en un cambio en el gobierno del Estado.
Definitivamente, fue una buena decisión, los yucatecos demostramos que no somos tontos, que sabemos decidir y no dudamos..., lo hicimos bien.
Que haya ganado el PRI sólo demuestra que la gente se cansó, porque la percepción general era que la administración de Patricio Patrón Laviada trabajó para pocos, no para todos.
¿Esos que critican la decisión ciudadana tienen propuestas propositivas para mejorar la situación que vivimos? Que las digan, ¿o sólo golpean para ver qué sacan de provecho? Lo que para algunos resulta una pérdida trágica, para otros es una oportunidad de quedarse. Y hay que reconocer que, mientras la gobernadora —y el PRI— está en su papel, trabajando de acuerdo con sus metas e ideales políticos —hay que decirlo, sí sabe a dónde va—, el PAN, los panistas le allanan el camino con sus problemas internos, sus inconformidades y actitudes agresivas, y así no hay oposición.
Mientras no se vea una luz, una propuesta que convenza a los ciudadanos, habrá decisiones que finalmente no les gustarán a todos, pero no por eso serán malas. Esta vez los yucatecos le dieron una oportunidad al PRI, como en su momento se la dieron al PAN. La diferencia la veremos en los resultados finales.
Por lo pronto, hay que reconocer que Acción Nacional no supo capitalizar la oportunidad de aquella buena decisión ciudadana a su favor, y la decepción que dejó la pagó en las urnas; y peor, aún no capitaliza esta nueva oportunidad recibida.
Como los niños, los ciudadanos aprendemos cuando partidos y gobernantes creen que no los vemos; luego no vale quejarse de las consecuencias pues, aunque a muchos no les guste, los ciudadanos siempre habremos de decidir bien, pues somos inteligentes.
El pelo en la sopa...
En el inicio del campamento de verano que el gobierno del Estado organizó para niños y adolescentes durante estas vacaciones —Baxal Paal— hay que aplaudir el hecho de que miles de jóvenes universitarios participen en la organización y trabajo. Es grato ver cómo estos hombres y mujeres ponen todo su empeño y participan bien. Sin embargo, en las instalaciones de la Inalámbrica la nota mala esta vez la dieron los papás, pues a pesar de los esfuerzos por organizar la salida de los niños el primer día de trabajo, muchos padres de familia —madres en especial— se aprovecharon e hicieron un desorden a la hora de identificar a sus hijos, poniendo en aprietos a los organizadores. ¿Qué pasó con eso de que debemos predicar con el ejemplo? No hay nada mejor que organizarse, así nadie pierde su tiempo y con agilidad terminamos bien todos.— Mérida, Yucatán.
aaldaz@dy.sureste.com http://angelaldazg.blogspot.com/
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