martes, noviembre 13, 2007

Educar para no castigar

A Erick Adrián Homá Matus,
Guadalupe Miranda Homá Cox
y Beatriz Adriana Álvaro
López, in memóriam


“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Esta demoledora frase la dijo Pitágoras hace 2,500 años, tiempo suficiente para que hubiéramos reflexionado en ella y darnos cuenta de que, efectivamente, en la educación está la clave de que la sociedad mejore o empeore, es decir, de que el futuro sea peor o mejor.
Pero no. Hemos hecho oídos sordos a este conocimiento y nos seguimos preocupando más por las cosas y problemas de los adultos que por los niños.
Así es... y esto lo percibimos porque muchas veces anteponemos nuestra carrera profesional a la educación de nuestros hijos, o nos importa más que el colegio sea trilingüe y no que ayude a educar en los valores en los que creemos, o bien pasamos tan poco tiempo con nuestros hijos, que no tenemos el control de su educación, preferimos dejarlo en manos de la televisión, de los videojuegos o de la nana, olvidando que en realidad la misión de esta última es cuidar, mas no educar.
Pero luego, irónicamente cuando nuestros hijos crecen, nos sorprende su comportamiento irrespetuoso o irresponsable, no pensamos que cuando fueron niños nosotros fuimos igual de despegados, irrespetuosos e irresponsables con ellos: los niños son como una esponja y nosotros, el espejo donde se miran y aprenden. Muchas veces olvidamos eso.
Y es que no sólo deberíamos educar mejor a los niños, sino que sobre todo deberíamos aprender de ellos, de la forma en que se toman la vida, con esa mezcla de ingenuidad, trascendencia, diversión, asombro constante y sana impaciencia. Si los adultos fuésemos capaces de aplicar todo eso a nuestras vidas, seríamos mucho más felices y seríamos mejor ejemplo para los niños.
Además, la capacidad de ver el mundo con ojos de niño y de mirarnos a través de ellos nos aporta una valiosa información sobre cómo modelamos la conducta de nuestros hijos y nos ofrece pautas para guiar su educación.
Y es que los niños y las niñas no sólo aprenden lo malo, también las cosas buenas. Mi hijo de seis años dice “Gracias” y “Lo siento” con una naturalidad que sorprende, además de que repite algunas expresiones de las personas mayores que no van con él.
La capacidad “infantil” de sorprendernos por lo nuevo, extrañarnos de lo cotidiano, hacer asociaciones imposibles o reinventarnos cada día nos dará la medida de nuestra disposición para aprender y disfrutar... aun de la experiencia más banal.

Remate
La vida en familia es una aventura que cambia, mas nunca termina: equilibrar la conciliación con la disciplina, la llamada de atención con el abrazo, el reconocimiento y la admiración con la claridad y la rendición de cuentas resultan a veces difíciles, sobre todo cuando se conjugan al mismo tiempo. Mantener un término medio contribuye a la unión y a la armonía entre los integrantes de esta pequeña sociedad. Si algo he descubierto es que padres e hijos somos copia al carbón cuando de lidiar con los sentimientos internos se trata y que es cierto que lo que uno más rechaza de sus padres es lo que repite en las confrontaciones. A veces las cosas que vemos las anotamos para saber lo que no deberíamos hacer en una situación similar. Nunca hay que olvidar que alguna vez fuimos niños, que los hijos pequeños aprenden imitando todo lo que ven, al igual que nosotros lo hicimos de lo que vivimos. Conviene valorar todas las cosas buenas aprendidas, son muchas más que las que queremos ver. No debiéramos centrarnos sólo en los aspectos negativos, si bien tampoco debemos pasarlos por alto. No se trata de castigar a los hombres, dijo Pitágoras, sino de educar a los niños; nunca hay que olvidar eso.— Mérida, Yucatán.
Publicado en el Diario de Yucatán el 24 de octubre de 2007
aaldaz@dy.sureste.com
http://angelaldazg.blogspot.com/

1 comentario:

  1. Muy bien tu critica sobre esa pequeña frace, que parase ser tan grande que no hasta la fecha no la hemos podidoa alcanzar en todo su explendor...

    y es que educar a los niños no es cosa fácil, pero tampoco imposible...

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