martes, julio 17, 2007

Humanizarse, el reto de hoy

Para seguir progresando, España necesita más familias y con más hijos... —José Luis Rodríguez Zapatero, presidente de España.
Varios países de Europa y Asia se enfrentan al problema del rápido envejecimiento y la pobre cantidad de nacimientos, lo cual hace que hoy baje el número de su población a niveles dramáticos.
El anuncio del presidente José Luis Rodríguez Zapatero de que entregará 2,500 euros (3,400 dólares) a cada familia por cada nuevo hijo que nazca es un reflejo de las consecuencias cada vez más avasalladoras del egoísmo y materialismo que reina en el —ahora sí— Viejo Continente.
Con este anuncio, España se une a países como Italia y Francia que dan incentivos para tener familia, luego de que por años promovieron los métodos anticonceptivos usados de forma indiscriminada e irresponsable, y la legalización del aborto. Hoy empiezan a comprender que se quedan sin hijos...
Esto demuestra que una vez que el ser humano se convierte en simple mercancía de consumo, con la complicidad de la misma población afectada, ya no hay mucho que hacer. Y es que la esencia de este tema no tiene que ver con aspectos morales, ni de valores, sino simplemente con seguridad social, pues “cuando una sociedad deja de producir juventud suficiente para mantener a la inmensa masa de jubilados y pensionados, sus horas están contadas”.
Hoy toda Europa occidental se da cuenta de que no es posible dejar de reproducirse en aras de vivir mejor. En México estamos a años luz de que nos suceda lo mismo, porque nuestra tasa de fertilidad permanece igual o ligeramente superior a la tasa de sostenimiento poblacional y también porque somos un país de pobres donde la acumulación de la riqueza es desigual.
La ayuda de 2,500 euros tomó por sorpresa a todos, como reconocieron en los ministerios relacionados con la medida: “La expectación ha sido tal, que cuando apenas pasó una hora del discurso de Zapatero, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales recibió ''infinitas llamadas''”.
Antes de equivocarse en los servicios involucrados con esta ayuda, en el Ministerio se animó a esperar a quienes llamaron: “¿Cuándo puedo volver a llamar?”, preguntaron muchos. “La semana que viene será pronto —afirmaron en Asuntos Sociales—. Es probable que hasta pasado el verano haya algo”. Con un poco de suerte pasarán menos de nueve meses hasta que los nuevos padres puedan cobrar.
Haciendo a un lado la estrategia económica de España, no se trata de hacer “leyes” o reglas pronatalidad, sino de cambiar. El progreso no se limita sólo a lo material sino también a lo funcional y estructural del ser humano. Urgen mejores valores y más conciencia.
Hablamos de un cambio social e individual del que poco a poco cada vez más gente se percata. Hoy el valor de lo existencial ha sido superado por lo material. El consumismo casi nos ha llevado a la destrucción del planeta, al no respeto de la naturaleza; nos olvidamos que somos parte de ella.
La educación es importante y debe incluir, sobre todo, el respeto, debe transmitir seguridad y fomentar la comunicación; es cierto, faltan muchos valores, pero ya es tiempo de actuar.

Remate
Nos abrumamos a diario por el trabajo y todo tipo de conflictos; por eso no entendemos que no podemos dividir el mundo para nuestra comodidad. Pedro Casaldáliga, obispo emérito de Sao Felix de Araguaya, Brasil, asegura que el gran desafío de hoy es humanizar a la humanidad e invita a no empezar la casa por el tejado ni a mirar al cielo para no ver qué ocurre en la Tierra. El gran reto es “cambiar el mundo para humanizarlo, primero con el corazón, después con la conciencia y luego con los gestos solidarios comunitarios”. Así, en el futuro no tendremos que pagar sólo para mantener el equilibrio económico del país.— Mérida, Yucatán.
aaldaz@dy.sureste.com
http://angelaldazg.blogspot.com/

(publicado en el Diario de Yucatán el 9 de julio de 2007)

“Cuerpos pequeños, mentes grandes”

La intervención de Cristina de Fátima González López, representante de Yucatán por el Distrito IV en el Parlamento Infantil 2007, al iniciar la celebración del tercer aniversario de la Campaña Permanente contra la Violencia Infantil el lunes 4 de junio pasado, demostró que en la lucha a favor de los derechos de los niños son precisamente ellos los más interesados en ser “la voz de los que no pueden hablar”.
Parlamentaria de 11 años, Cristina se presentó decidida, segura de que su voz se escucharía, y su mensaje llegó con claridad cuando dijo: “Niños y adultos debemos unirnos para ir más rápido...”.
Por eso platiqué con ella, para saber un poco más de lo que piensa del contraste entre el mundo infantil y el adulto, y por qué defiende con tenacidad a aquellos niños que “no pueden hablar”, pero sobre todo para saber qué tenemos que hacer adultos y niños unidos para combatir los delitos contra los pequeños.

¿Quién es Cristina de Fátima?
Me considero una niña tranquila; me gusta mucho todo lo que es política, voy a la escuela, saco buenas calificaciones y siempre trato de ir por el mismo camino. No me gusta ver cómo le está yendo a México y por eso fui al Parlamento. Me molesta mucho cómo son algunas personas que no consideran a los niños como personas, sino como objetos y los explotan…, es muy feo.

Me llama mucho la atención que usaste sólo el Principio número 1 de la Declaración Universal de los Derechos de los Niños como base para defender los derechos infantiles en tu ponencia...
Lo usé porque primero que nada tiene que ver con todos los principios y me gustó. También porque pensé que era el más importante.

¿Por qué ser la “voz de los que no pueden hablar”?
Porque no encuentro otra manera de cambiar a México; por eso decidí ser la voz de los niños de Yucatán. Me interesó el Principio No. 1 y estuve buscando información, pero ningún material me sirvió así que yo lo redacté. El trabajo sólo se lo di a mi maestra y ella me decía: “Puedes cambiar esta palabra para que no repitas”, pero el tema yo lo hice.

¿Qué aprendiste del Parlamento Infantil?
Algo importante: la gente cree que los diputados sólo están sentados allá 100 horas al día... De hecho hubo niños que se durmieron en las curules, pero sí es una tarea difícil, porque estar sentado y oyendo digamos que es un poco aburrido para los niños. En el caso de los diputados, yo creo que hacen una verdadera tarea, porque eso de estar sentados oyendo y, no sé, discutiendo algo no es muy fácil.
Hicimos mesas de trabajo y yo estuve con 14 niños; si con 14 fue muy difícil planear cosas, discutir..., ahora imagínate con todos los diputados: estar discutiendo todo el día que no, que esto está mal... sí es difícil.

Una de las frases que usaste en tu discurso que más impactó fue: "Cuerpos pequeños, pero mentes grandes". ¿Qué significa?
Bueno, nosotros los niños estamos pequeños y la gente puede ver que nos puede mandar, pero la verdad somos más de lo que los adultos piensan, podemos más de lo que ellos piensan y sabemos más de los que ellos piensan. Por eso fue la frase y entonces lo puse en mi tema porque siento que tiene mucho que ver con nosotros, y es fundamental para explicar bien las cosas.
Aquí estamos hablando de todas nuestras capacidades, de todo lo que podemos. La gente cree que porque México está cambiando los niños también están cambiando pero no, los niños van a seguir siendo los mismos siempre, seguirán siendo la voz más joven, la mejor voz, porque no mienten, dicen lo que ven y lo que piensan. Por eso es la frase...

Ser la única alumna de una escuela privada en Yucatán en haber sido elegida parlamentaria ¿significa algo especial?
No me dice nada; es lo mismo si yo estuviera en alguna sierra trabajando, seguiré siendo la misma, seguiré pensando lo mismo.

¿Conociste a los otros niños yucatecos que fueron al Congreso?
Sí y nos llevamos muy bien; sólo con el niño como que me huyó, pero era porque él quería, pues nosotras jugábamos con él...

Dices que tu idea es defender los derechos de los niños. ¿Qué piden los niños a los adultos en relación con sus derechos?
Pues los adultos creen que como papás los elegimos nosotros y que somos el presente y el futuro de México. Pero si quieren de verdad tener un México diferente, se tienen que enfocar más en los niños, porque nosotros seremos el día de mañana los hombres y las mujeres que cambiarán el mundo. Los adultos tienen que entender que su futuro está en nuestras manos, no al revés.

En este tema y a propósito de que se inician nuevos gobiernos en Yucatán y en Mérida, ¿qué le pides a la gobernadora electa Ivonne Ortega Pacheco y al alcalde César Bojórquez Zapata?
En el gobierno de Patricio Patrón Laviada sí se trató el tema de los niños, pero no como se debe y yo espero más; no puede ser que aquí en Yucatán, siendo un lugar tranquilo, en Mérida más que nada, haya muchos niños que estén en la calle por semanas y sin comer.
Yo sólo pido que lo vean, no lo estoy inventando: cuántos niños están en la calle, cuántos tienen que ir a un lugar, a un refugio; en esta temporada de ciclones cuántos niños estarán en las calles, cuántas familias.

Un joven de 12 años, "tienda ambulante" en los paraderos de camiones, me decía: "No es a nosotros a los que tienen que ayudar sino a nuestros papás". ¿Qué opinas?
Creo que a los dos, pero en caso de que el papá sea irresponsable, se meta a las cantinas y no trabaje, es a los niños a los que hay que ayudar. Si el papá decidió ser así, adelante. El día de mañana su hijo será un alcohólico que estará todo el día en las cantinas, consumiendo sustancias que no debe y qué le enseñará a sus hijos... En este caso, habrá que proteger al niño; si el padre decidió ser así, ni modos, pero el niño no tiene la culpa.

¿Qué les dices a los niños?
Que no se dejen. No tienen la culpa de que sus derechos no sean respetados, pero tienen que luchar para que sí se los respeten. Tanto los gobiernos, como los papás, los adultos en general y los niños tienen que poner su granito de arena para que esto funcione, si no, no hay nada...
¿Qué le falta al país para que todo lo que está escrito a favor de los niños se aplique? Creo que nadie cree todo lo que se dice. No puede ser que habiendo tantas personas en México la mitad padezca de alcoholismo, drogadicción y ese tipo de cosas. O que no tenga recursos suficientes para llevar comida a su casa, o a sus hijos a la escuela. Si los adultos ya decidieron su vida, allá ellos, pero a los niños los tienen que respetar.
Y falta ver a la otra mitad, a los que sí son responsables. También tienen que entender lo que les pasa y solucionar sus problemas. Los papás tienen que abrir los ojos y guiar a sus hijos por un buen camino, si quieren que triunfen. Cuando sea grande quiero ser abogada y no me gustaría que porque soy mujer o porque sea niña no me dejen ser abogada. O que porque soy morena no me dejen entrar a algún lugar.
Hay que decir a esos padres que les inculcan a sus hijos la discriminación por la posición o las características que hacen mal, porque eso qué tiene que ver. Si soy morena, bajita e incluso como Paris Hilton, nada tiene que ver. Todo es parte de la vida que Dios nos da. Uno tiene que respetar a la persona y los niños somos personas.
A los adultos se les olvida que fueron niños y por eso fallan. Para recordar cómo eran cuando fueron niños se tienen que poner en el lugar de los niños de ahora: pónganse en el lugar de sus hijos y piensen un momento, sientan lo que sus hijos sufren, para que entiendan..., eso tienen que hacer.

¿Qué harías para promover en Yucatán que la voz de los niños se escuche con fuerza?
Primero que nada tenemos que hacer que la gente piense en ellos. Los medios de comunicación se deben acercar más a los niños, preguntarles su opinión, darles más importancia... Los gobiernos nos deben una oportunidad para hablar; ellos están enfocados en otras cosas, en lugar de salir a las calles y ver la realidad.
Cuando estuve en México vi a un viejito acostado en una banca, a un niño en un no sé si era parque o qué. Muchos borrachos y personas tiradas en la calle, porque sienten que el gobierno no hace nada. El gobierno trabaja, pero no como se debe. En Yucatán hay gente en la calle, sobre todo en el centro. Así sean dos personas las que sufren, deben atenderlas de inmediato.
Los niños no somos tan débiles como parece; somos niños y tenemos el derecho a jugar, a divertirnos mientras hacemos las cosas. Aprendemos más jugando. Somos débiles físicamente, pero pensamos y también creemos en lo que vemos, nos damos cuenta de lo que la gente adulta muchas veces no ve.

¿Qué habrá el próximo curso para ti?
Seguiré siendo la niña de siempre, porque haber estado en el Parlamento no me cambió. Soy la misma Cristina que estudia en la escuela Monarca, la misma que quiere a sus hermanos, y a sus papás y a todos sus familiares, no he cambiado. Fui a México porque creí que era lo que faltaba para que mi voz se escuche, pero eso no me cambió. Si me llamaran para opinar de las actividades del gobierno a favor de los niños, aceptaría con gusto.
Ojalá llegue a todos el mensaje de que nosotros los niños somos parte fundamental de ustedes, de lo que hoy es México. Sin nosotros no hay nada. Ésa es la verdad.

Remate
Cristina tiene razón cuando dice que los niños son “cuerpos pequeños, pero mentes grandes”, con ella lo compruebo una vez más. Vale la pena escuchar a los pequeños; ojalá que las autoridades lo hagan y actúen, sería un primer paso fundamental para mejorar. Fue una gran lección. Gracias Cristina.— Mérida, Yucatán.

aaldaz@dy.sureste.com
http://angelaldazg.blogspot.com/

(publicado en el Diario de Yucatán el 2 de julio de 2007)